Crónica

Natalia González


La desconfiada

Lo dijo en todos los momentos en que tuvo oportunidad: no confiaba en que la Convención Constituyente formada en 2021 funcionaría. Para Natalia González, la hoja en blanco que suponía el proceso anterior era “soberbia”, “voluntarista” y sembraba “mucha incertidumbre”. 

Hoy tiene la oportunidad de trabajar en algo en lo que confíe, y desde adentro, como parte de la Comisión de Expertos. 

Como la mayoría de los elegidos, es abogada de la Universidad Católica. Después, siguió un camino tradicional: un máster en Derecho en la Universidad de Chicago, un trabajo en un estudio jurídico tradicional (Carey) y un largo camino como asesora (de los ministerios de Energía, Hacienda y el extinto Planificación -hoy Desarrollo Social-, de El Mercurio, de la Consultora Hoffman y Tele13 Radio.

Su cercanía con la derecha se incrementó por su participación activa en el think tank Libertad y Desarrollo, donde fue investigadora, directora del programa legislativo, subdirectora y directora de asuntos jurídicos. Desde ese rol comentó repetidas veces en los medios de comunicación sobre la Convención anterior. Los artículos relacionados con el sistema político, el derecho a la vivienda y la propiedad privada, los más criticados. Hoy, desde otra vereda, defiende el derecho a la propiedad, las libertades económicas y la estructura vigente del sistema bicameral. Promueve la revisión del ordenamiento jurídico vinculado al indulto presidencial. 

Le gusta que haya un mix entre lo político y lo técnico, que tenga pesos y contrapesos internos.

Poco a poco su nombre fue sonando como carta para un nuevo proceso constituyente. Consejera del Consejo para la Transparencia (CPLT) -designada por Piñera en 2020-, González es “seria, sólida y muy rigurosa”, dijo Francisco Lectura, director del CPLT. 

“No obedece a trenzas políticas o intereses diferentes a su propia convicción. De verla actuar en consejo no podrías saber sus preferencias políticas, lo que habla bien de ella, porque muchas veces operamos como un tribunal.” 

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Su desconfianza primó en el primer proceso constituyente y también durante el desarrollo de esta Comisión de Expertos. Mientras Boric insistía en la importancia de cerrar el debate y firmar un acuerdo que respondiera a la demanda ciudadana por una nueva Constitución, Natalia fue tajante: “o queda bien diseñado o mejor no avancemos, pues empujaremos al país a una desgracia social”. 

El resultado le agradó. Le gusta que haya un mix entre lo político y lo técnico. “Tiene pesos y contrapesos internos”, dijo a La Tercera. “Debemos dar un cierre a la cuestión constitucional. Pero no soy ingenua”, avisa.