Foto de portada Eric Allende | Migrar Photo
Escenario mundial
La humanidad en estos últimos meses e incluso días, está siendo nuevamente testigo de los estragos que están dejando los diversos eventos climáticos que se han manifestado en las regiones del mundo, países de Europa, Asia y América del Norte enfrentan graves olas de calor, sequía e incendios forestales. Por otra parte, numerosos países de África se encuentran enfrentando una grave sequía y América del Sur no se queda atrás, la sequía azota a varios países de la región. El escenario es complejo, la crisis climática está manifestándose de forma severa y bien sabemos que, si los estados no logran poner rienda a la economía y disminuir sobre todo el consumo del norte global, la situación solo empeorará, dado que la ventana de tiempo se nos está cerrando y la severidad de los eventos climáticos ira en aumento.
Sumado a lo anterior nos encontramos viviendo una crisis ecológica. La pérdida de biodiversidad de forma generalizada en el mundo está llevándonos a una realidad en la cual los escenarios proyectados estarían siendo conservadores: nuevos estudios científicos indican que varias zonas del mundo con importantes ecosistemas -como el Amazonas- podrían vivir un colapso ecológico antes de lo proyectado.
Modelo de desarrollo a la vista
La crisis ecológica se viene intensificando a nivel mundial por el modelo de desarrollo y el consumo impulsado por nuestra sociedad. La pérdida de biodiversidad viene de la mano de la agroindustria, el acelerado cambio de uso de suelo, la intensidad de la pesca, la minería, los monocultivos, generación de energía, actividades de gran escala que han ido mermando los ecosistemas y las especies que allí habitan, de continuar con estas tendencias perderemos un millón de especies (BBC, 2019) con las graves consecuencias para la sostenibilidad de la vida incluyendo la nuestra.
El año 2019 la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES por su sigla en inglés) publicó el Informe de la Evaluación Mundial sobre la Diversidad Biológica y los Servicios de los Ecosistemas, dicho informe es demoledor, expresa claramente que “La naturaleza es esencial para la existencia humana y la buena calidad de vida. La mayoría de las contribuciones de la naturaleza a las personas no se pueden sustituir por completo y algunas son irremplazables.”
Lo anterior demuestra el cuánto necesitamos de la naturaleza y que mientras más sana sea nuestra relación con ella, mejores posibilidades tienen las especies para sobrevivir y de paso entregarnos los elementos necesarios para nuestra vida en el planeta, ya que nuestra existencia depende de ella, y la estamos acabando con nuestro metabolismo ampliado, el antropocentrismo y el utilitarismo que hacemos de esta, colocando en jaque la salud, la alimentación y el bienestar material básico para desarrollar nuestra vidas.
Chile y su vulnerabilidad
Chile se encuentra gravemente expuesto a la crisis climática y ecológica, somos un país vulnerable que requiere enfocarse en la adaptación y resiliencia, los efectos del aumento de la temperatura ya se dejan sentir en nuestro territorio, la sequía prolongada por casi 13 años, los eventos extremos como los mega incendios, aluviones, inundaciones, etc. están siendo cada vez más frecuentes e intensos, generando consecuencias evidentes para la población y los ecosistemas.
En ese sentido, el mundo científico viene anunciando la llegada del fenómeno del Niño con muchísima preocupación, debido a que se presentaría de forma anómala. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) destaca que dicho fenómeno tendrá la fluctuación de temperaturas en el océano lo que va a producir cambios en la atmósfera. Además, señalan que existen altas probabilidades que la intensidad del fenómeno sea mucho más fuerte, lo que generaría lluvias torrenciales intensas, pérdidas en torno a los alimentos, generación de aluviones e inundaciones. A su vez, los científicos mencionan que, entre otras consecuencias, hay un 66% de posibilidades que el planeta supere la temperatura de los 1,5 °C en los siguientes años hasta el 2027, lo que tendrá consecuencias incluso desconocidas.
Nuevos estudios científicos indican que varias zonas del mundo con importantes ecosistemas -como el Amazonas- podrían vivir un colapso ecológico antes de lo proyectado.
De hecho, este fin de semana vivimos un sistema frontal cálido que se calificó como río atmosférico con una isoterma 0 más alta de lo habitual, lo cual fue potenciado por el aterrizaje del fenómeno del Niño. Lo anterior es el claro ejemplo de que los desastres se irán intensificando en el tiempo por cada grado de temperatura que aumente el planeta.
Fuimos testigos de una gran cantidad de agua caída y con ello de los desastres que amenazan la biodiversidad, inundaciones que además generan pérdidas y daños de infraestructura, cuestión que coloca en riesgo a la ciudadanía y el sostén de la vida.
Sumado al escenario anterior, tenemos a la vista en Chile un modelo de desarrollo basado en el extractivismo, el que agrava considerablemente el estado de nuestro medio ambiente, por lo que hemos perdido humedales, glaciares, salares, ríos y otros ecosistemas importantes para la calidad de vida de los diversos territorios y quienes lo habitan, lo que ha conllevado por ejemplo a la falta de agua lo que ha producido migraciones de población a diversas zonas de nuestro país.
Un respiro para la biodiversidad chilena
Hace unas semanas se despachó del Congreso Nacional el proyecto de ley que Crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, la iniciativa correspondiente al boletín 9404-12 se tramitó por 9 años. Completar la institucionalidad ambiental, ante la crisis ecológica que estamos evidenciando, era de total urgencia. Si bien el servicio no es perfecto, es necesaria para canalizar las diversas preocupaciones que existen en torno a la biodiversidad del país, ya que el estado actual de esta presenta numerosas problemáticas que deben ser atendidas por la autoridad, la falta de una mirada integral de la biodiversidad, dispersión de instituciones, falta de planes de manejo como la diversidad metodológica de estos, falta de financiamiento, implementación de medidas de restauración, entre otra muchas falencias más.
Somos un país vulnerable que requiere enfocarse en la adaptación y resiliencia
El proyecto busca crear una institución pública que reúna las competencias que hoy están dispersas las que quedarán radicadas en el Ministerio de Medio Ambiente, creando un Sistema Nacional de Áreas Protegidas públicas y privadas, terrestres, marinas y acuáticas, con el objeto de conservar la diversidad biológica y la protección del patrimonio natural del país, con una institución descentralizada y presente en todo el país con un sistema de información de la biodiversidad que permita gestionarla a través de planes de monitoreo, entre muchas medidas más.
La aprobación de este servicio va en la línea correcta para dar un pequeño respiro para la biodiversidad de nuestro país, si bien es positivo la mayoría del contenido que propone, no se puede dejar de lado el tener que avanzar en la protección de ecosistemas, como glaciares, humedales, turberas, salares, entre otros.
Para continuar fortaleciendo la transversalización del enfoque ecosistémico, se requiere implementar actividades que también generen beneficios económicos desde la adaptación. Lamentablemente, ya no es suficiente solo con conservar, sino que se debe avanzar en la restauración de ecosistemas, reforestación con especies nativas, protección de la cabeceras de cuencas y agricultura regenerativa, con el fin de potenciar la biodiversidad y sus ecosistemas, que son algunas de las grandes medidas que podrían darnos un escenario más favorable ante las crisis a las cuales nos encontramos expuestos.