En la foto en cepia, Marina Azahua sostiene un cítrico extraño y asiático, Mano de Buda, que bien podría pasar por uno de esos monstruos amorfos que sólo a veces nos sorprenden durante el sueño.
Ensayista, narradora y traductora, en la foto que acompaña esta mini biografía, ya más relajada, no tan cerca de la flor misteriosa y en blanco y negro, esta historiadora de la UNAM y maestra en escritura creativa y edición recibida en Australia, sonríe plácida.
Escribió “Ausencia compartida. Treinta ensayos mínimos ante el vacío” y “Retrato involuntario. El acto fotográfico como forma de violencia”.