Luis Moreno Ocampo tuvo un rol clave en la transición democrática argentina y en la justicia penal internacional a nivel mundial.
En 1985 fue el fiscal adjunto del Juicio a las Juntas. Luego participó en la condena al personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, a los militares amotinados en Aeroparque (1988), a los comandantes de la Guerra de Malvinas (1989) y a los oficiales que participaron en la última rebelión militar liderada por Mohamed Seineldín (1990).
En 2003 fue elegido por 78 países como el primer Fiscal General de la Corte Penal Internacional. Tuvo que crear una oficina que no tenía precedentes para hacer permanente el legado de Nüremberg. Analizó crímenes cometidos en 17 países distintos, incluyendo Afganistán, Irak, Israel/Palestina, Colombia y Uganda. Abrió investigaciones en 7 países, logró el procesamiento de líderes nacionales como Muamar Gadafi en Libia, del expresidente Laurent Gbagbo de Costa de Margil y del presidente de Sudán Omar al Bashir por genocidio en Darfur.
Fue profesor visitante de la Universidad de Stanford y de Harvard. Dictó cursos sobre el conflicto Israel/Palestina en Hebrew University y Al-Quds University. Actualmente enseña en el departamento interdisciplinario de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y en la Escuela de Arte Cinematográfico de la Universidad del Sur de California.