¿Por qué volver a conversar sobre el proceso constituyente?
Sabemos que este tema te mueve tanto como las corrientes marinas del Océano Ártico. Que la Comisión Experta, además de forzada, te resulta fome. Que tienes la mirada puesta en otro lado: te preocupa la inseguridad, cómo pagar el arriendo, la emergencia ambiental. Que estás ansioso o ni crees que te beneficie el inicio de las 40 horas laborales.
Que estamos cansados de esperar. Que te bajaste del grupo de whatsapp que crearon con tus vecinos después de octubre de 2019. Que fue una pérdida de tiempo confiar. Que ya hemos ido a las urnas muchas (muchísimas) veces en los últimos cuatro años.
El nuevo proceso constituyente se realiza mientras recordamos el 50 aniversario del golpe de Estado. ¿La contingencia nos da o no muchas razones para abrazarnos a la democracia? La apatía resulta útil a esta crisis institucional. ¿De verdad ya hemos ido a las urnas demasiadas veces?
Te invitamos a recordar: este es el segundo intento por cambiar, más allá de pequeños ajustes, la Constitución de 1980. La Constitución de Pinochet. Es una respuesta a la mayor movilización social que Chile vivió desde el regreso a la democracia. Es también la demanda que un 78,2% del país hizo en aquel plebiscito de 2020, que se ve tan lejano: volver a poner la hoja en blanco, reescribirla toda.
La Conversa es un nuevo espacio de Anfibia Chile para informarte en este proceso. Porque todo esto nos desorienta, nos aprieta, nos obliga a mirar más allá, a hacer nuevas preguntas, a cuestionarlo todo. Para de nuevo decidir qué país queremos ser a partir de diciembre. No sólo por el resultado de la letra de un libro, sino por la apuesta a seguir pensando de manera colectiva, de firmar un pacto social más allá de nuestras diferencias.
¿Y la constitución? ¡bien, gracias!
Por Rodrigo Mayorga
Un momento constituyente es aquel en que volvemos a preguntarnos cómo queremos vivir juntos porque comprendemos que la respuesta que hasta entonces poseemos ya no nos satisface. Hoy, ese momento está cerrándose, porque ya nadie se está preguntando cómo queremos vivir juntos, sino cómo sacar el mayor botín posible de un barco que se hunde – o cómo hacer para no irse a pique junto a este. Un momento constituyente que se cierra sin una respuesta, mantiene abierto el problema.