Ensayo

Plebiscito de salida: ganó el miedo


Hoy día yo llego hasta aquí 

Por qué la derrota del Apruebo fue tan imprevistamente aplastante. Por qué las mayorías populares no sintieron propio el proyecto y fueron protagonistas del voto del Rechazo. Qué tiene que ver el miedo en los resultados de este 4 de septiembre. Por qué lo que viene después “es hacernos los huevones por un rato”.

Edición fotográfica: Silvana Colombo

El Apruebo sufrió una derrota aplastante.

¿La mayoría de los chilenos rechazó dejar atrás la constitución de Pinochet? ¿Censuró una propuesta indigenista? ¿Canceló un modo de hacer política, pensando en el desempeño de la Convención Constitucional? Ojalá pudiera creer que se rechazó obedeciendo a razonamientos acabados. Son tiempos difíciles. La pandemia nos dejó estupefactos y pobres, y el miedo nos vuelve suspicaces, egoístas y dispuestos a leer solo lo peligroso del otro. Puede ser que todo se haya leído desde la peor de las posibilidades, atribuyendo a los convencionales la peor fe. Partiendo de ahí, aleonar el miedo es la papa y la derecha lo leyó bien, porque mandó a meter miedo a los que muchos consideraban sus iguales, que se pusieron primero a susurrar y luego a repartir con megáfonos las nuevas mentiras.  

¿Por qué las mayorías populares no sintieron propio este proyecto? Qué sé yo, es todo tan inédito. Quizá el estupor de verse escritos por otros, así de pronto, aunque hayan sido otros salidos de nosotros. Tampoco habrá que hacerse los huevones con que cuando llueve todos nos mojamos y vivimos en sistemas clasistas, machistas y racistas. Entonces todos somos eso, más o menos, y a la hora del estrés, de tanto estrés, también nos viene la indiada: soy así y qué huevá

¿A qué atribuir la derrota? No sé, tal vez había que encender un fuego en medio de un vendaval de todos los vientos y luego intentar proteger viva la llamita de los pisoteos de la estampida. Con tanta flor quiero decir que tal vez el horno no estaba para bollos.¿Cómo argumentar lo de “aplastante”? De eso estoy seguro: se lo atribuyo al voto obligatorio. Porque los impuestos deben ser obligatorios, pero el voto es voluntario, y más en este contexto. Porque significa la predominancia del voto no convencido, y eso empuja a todas las campañas a convencer al que no está interesado. Si a mí me quieres obligar a algo, a lo que sea, te digo al tiro que no a todo.

Subestimamos el trabajo de los convencionales -pobres convencionales-. Subestimamos lo que significa escribir un texto de esta envergadura. Tenían ya suficiente con resolver lo que se les había encomendado para, además, tener que resolver cuestiones de comunicación e imagen. Y después vino la tergiversación de su propuesta y la campaña de desinformación. La propuesta constitucional no fue otra cosa que la que quisieron los medios. Sin el control de un grupo de medios no se puede aspirar a que la ciudadanía se entere de cualquier propuesta.

¿Qué viene? Hacernos los huevones un rato. Esperar y dedicar las energías a salvar las reformas que proponga el gobierno según su programa. 

En lo que a mí respecta, el proceso constituyente está terminado. Si insistimos, podemos terminar con una constitución más facha que la actual.