Ensayo

Nominado a Mejor Actor por “Polvo serán”


La historia que lleva a Alfredo Castro a los Goya

Alfredo Castro obtuvo una histórica nominación a los Premios Goya 2025 en la categoría de Mejor Actor Protagonista por su trabajo en la película española “Polvo serán”. Revista Anfibia viajó a España para ver este filme que explora con humor, drama y música lo que ocurre cuando una pareja piensa en la eutanasia como el paso definitivo para estar juntos por siempre.

A los 69 años de edad, y con cinco décadas de destacada trayectoria a su haber, Alfredo Castro consiguió un logro histórico al obtener la primera nominación de un intérprete chileno en la categoría de Mejor Actor Protagonista de los Premios Goya 2025. 

Y ha obtenido este importante reconocimiento como protagonista de “Polvo serán”, cuarto largometraje para cine del director catalán Carlos Marqués-Marcet, que cuenta la historia de una pareja madura que atraviesa una situación límite. 

Ella, Claudia (Ángela Molina), es actriz y, al enterarse de que sufre una enfermedad terminal, decide poner fin a sus días en Suiza (país donde el suicidio asistido es legal). Su marido, Flavio (interpretado por Alfredo Castro), enfrenta ahora la decisión de realizar ese último viaje junto a su esposa, por lo que el amor entre ambos adquiere un peso especial en la película. 

Al entrar a la sala de cine luego de haber visto un tráiler de este filme, el espectador puede pensar que “Polvo serán” es un drama que se carga hacia la tragedia. Pero cuando termina la cinta, la sorpresa es mayúscula, porque en pantalla se ve otra cosa, una historia que ha sido contada con alegría y profundo amor.

Un hito

La nominación de Alfredo Castro será la única presencia de “Polvo serán” en la ceremonia de los Premios Goya, que se va a realizar en la ciudad de Granada, en Andalucía, el sábado 8 de febrero.

Es una interpretación que lo exige al máximo, ya que ponerse en la piel de Flavio, este marido que a pesar de enfrentar una encrucijada definitiva -porque su querida Claudia se despedirá del mundo en el que ambos viven- tiene un temple gigantesco para tomar una decisión que cambiará el curso de las vidas de sus hijos y nietos. 

Flavio vive con la tristeza constante de perder a su gran amor, lo que incluso le quita las ganas de crear y trabajar en la pasión que lo une con su esposa, que es el teatro. En este viaje interno, el personaje de Alfredo Castro es también el cable a tierra que necesita Claudia; él es quien controla los impulsos de ella y además se encarga de mediar con los tres hijos de la familia (Violeta, Lea y Manuel), en escenas en la cuales debe mostrar tranquilidad, aunque en su fuero interno lo consumar los nervios.

Por cierto, Alfredo Castro aprueba con creces este papel tan complejo.

La RAE define a la eutanasia como el “hecho de acelerar o provocar la muerte de un enfermo incurable para evitarle sufrimiento, ya aplicando medios adecuados, ya renunciando a aplicar los que prolongarían su vida”.

En una entrevista con el medio digital español Kinótico, Alfredo Castro comentaba que “esta película me ha ayudado a comprender que la muerte es un paso más de la vida, que no es la finitud absoluta”.

Sin embargo, el director Carlos Marqués-Marcet ha explicado al medio Canadatheessential.com que “la película no es de la eutanasia, ya que no hago películas sobre temas concretos. Yo creo que el cine no hace actualidad, pero es una película sobre el amor, la dependencia, la muerte y cómo confrontar el final de la vida”. 

Música y danza

Con mucha ambición, el director Carlos Marqués-Marcet, junto a la reconocida cantante española María Arnal y la compañía de danza La Veronal, plasman en “Polvo serán” la expresión de los sentimientos de los personajes a través de la música y el baile.

Bajo la perspectiva del musical, estos actos no aparecen para “rellenar” sino más bien para proponer una atípica transición entre las escenas e incluso entre las tres partes del filme, como un reflejo de lo que ocurre en este camino sin retorno. 

Asimismo, las escenas de música funcionan como un momento de reflexión para el espectador, que así entiende las razones que toman los personajes, sin siquiera cuestionarlas. 

En este drama con algunos tintes de comedia en que una pareja se apoya, se potencia y se enfrenta a un decisión crucial, Angela Molina y Alfredo Castro llevan todo el peso del filme. 

El matrimonio busca cerrar su círculo familiar y de sus queridos, en especial con su única hija como pareja, Violeta (Mònica Almirall), la chica que vive con ellos en un departamento de la ciudad de Barcelona. En un tercer plano aparecen Lea y Manuel, los otros hijos de Claudia y Flavio (de relaciones anteriores), ambos con algún que otro conflicto con su madre y padre.

Los conflictos que derivan del arco principal se esbozan pero quedan sin concluir, lo que deja a muchos espectadores con ganas de conocer más de lo que sucede.

‘Polvo serán’ es una película que corre riesgos al no explicar todo con diálogos, y que pide la atención al espectador para comprender lo que se ve en la pantalla grande. 

El amor cierra el círculo

La decisión de Claudia y Flavia de estar juntos en un instante tan decisivo es una demostración de amor y compañerismo, en el que el personaje de Alfredo Castro desafía los miedos y afronta de modo muy especial esa despedida. 

En el caso de Ángela Molina, ella comenta sobre la experiencia de su personaje en el canal de YouTube de elDiario.es: “El personaje de Claudia canta esos temas que acompañan a ese estado de ánimo concreto de una mujer que se está yendo, entonces no puedes hacerlo con la alegría de vivir”.  

Claudia y Flavio son dos pilares, personas muy distintas entre sí a las que une un amor a toda prueba. Todo lo conversan y meditan juntos, a pesar de todos los baches que hay en el camino, y entienden que cerrar los círculos que están abiertos en la vida es la mejor manera para llegar a la felicidad eterna.

En definitiva, la pregunta que plantea “Polvo serán” da para reflexionar: ¿Serías capaz de dejarlo todo para morir junto a tu pareja?