Crédito de fotos: Télam
En nuestra época escolar nos enseñaron con énfasis que los bosques absorben dióxido de carbono (CO2) para realizar fotosíntesis, así liberan oxígeno y almacenan el carbono. ¿De qué manera el fuego ensucia los pulmones del planeta y puede afectar este mágico proceso?
Los incendios forestales de 2024 y 2023 se han llevado la preocupación y los esfuerzos de gran parte del país por su destrucción avasalladora. Han dejado al descubierto problemáticas y una enorme pregunta. Además de afectar la vida vegetal y animal, ¿cuánto se altera su aporte en la lucha contra el cambio climático?
Acabamos de atravesar la crisis más grave de los últimos 20 años. Se pronostica que eventos como los de 1998, 1999, 2002, 2015, 2017, 2023 y 2024 serán cada vez más frecuentes e intensos. Son generados por diferentes causas, y están asociados a tres componentes: un material que actúa como combustible (como la biomasa vegetal de un área nativa o exótica), la iniciación del fuego (que en un 99% es de causa humana) y la propagación (asociada a factores que se potencian por el cambio climático, como las sequías y las olas de calor).
Un bosque o área forestal en llamas libera a la atmósfera el carbono que alguna vez absorbió. Su impacto afecta el balance entre las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero, y esto puede alterar la tendencia.
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Los incendios en Chile tienen un largo historial. Entre 1984 y 2020 se quemaron por año en promedio 70 mil hectáreas, hubo más de 211 mil incendios forestales: cada 14 meses se quemaba una superficie equivalente a la Región Metropolitana. La mayor frecuencia se concentra en siete regiones del país: Valparaíso (como los de febrero de 2024), Metropolitana, O’Higgins, del Maule, del Ñuble, Biobío y la Araucanía (siendo estas dos últimas las más afectadas con el 43% y 18% respectivamente).
Cuando se habla de incendios forestales es complejo no preguntarse ¿y las forestales? ¿Son las plantaciones exóticas las causales? ¿Por qué? En términos de hectáreas, la vegetación natural (principalmente matorrales, arbolados y pastizales) es la más afectada, con un daño que supera los 1.648.000 hectáreas (equivalente al 62%), mientras que las plantaciones exóticas de pino y eucaliptos superan levemente los 731.000 (28% del total).
En nuestra época escolar nos enseñaron con énfasis que los bosques absorben dióxido de carbono (CO2) para realizar fotosíntesis, así liberan oxígeno y almacenan el carbono. ¿De qué manera el fuego ensucia los pulmones del planeta y puede afectar este mágico proceso?
Desde los años 70 hasta la fecha, las hectáreas de plantaciones forestales crecieron en más de un 700% en Chile (300 mil hectáreas en 1973 a 2,5 millones). En gran parte, por el estímulo de la política forestal. Esta tiene una larga trayectoria -con hitos en 1931, 1974 y 2012- y se caracteriza por entregar subsidios que cubrían entre el 75 y 90% de los costos y manejo de forestaciones. Las forestales se volvieron parte importante de la economía del país, representando un 2,1% del producto interno bruto.
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Si de gravedad se debe hablar, el incendio de 2024 es el más importante de las últimas décadas. El gobierno lo describió como la mayor catástrofe del país desde el terremoto de 2010. "Chile entero llora a Valparaíso", dijo el presidente Gabriel Boric. No es para menos: más de 110 personas han fallecido, al menos 11.000 hectáreas han sido quemadas, entre 3.000 y 6.000 casas fueron destrozadas por las llamas, sobre todo en los barrios de las colinas que rodean la ciudad de Viña del Mar, donde muchos residentes mayores no pudieron escapar. El turístico Jardín Botánico de la ciudad también fue consumido por el fuego. Se declararon dos días de duelo nacional por las víctimas y toques de queda en la región de Valparaíso, mientras se investiga si el incendio fue o no intencional.
Antes de el de este año, el más importante había sido el de 2017, declarado por CONAF como una “tormenta de fuego” por su intensidad y velocidad de propagación. Consumió cerca de 460 mil hectáreas; generó que el balance total de emisiones de gases de efecto invernadero aumentará en un 181%. Es decir, durante ese año Chile estuvo cerca de emitir el doble de emisiones que en 2016 debido a los incendios.
¿Por qué es importante mencionar el rol de los bosques en la absorción de CO2, en particular para Chile? La Ley Marco de Cambio Climático, que luego de casi 2 años en el Congreso logró ser promulgada en junio de 2022, plantea la meta de ser carbono neutral a más tardar al 2050, es decir, que la cantidad total de emisiones de gases de efecto invernadero producto de sus actividades económicas sean igual o menor a la cantidad de emisiones que el país logra absorber (principalmente a través de la captura forestal de carbono). Es un desafío no menor y de los más complejos determinados por la ciencia y las autoridades internacionales. Lograr las cero emisiones netas nos permitiría evitar una catástrofe climática. Sin embargo, son sólo 35 países en el mundo (8 países más la Unión Europea la cual representa 27 países) que se han comprometido legalmente a ser carbono neutrales a más tardar al 2050, entre ellos Chile.
Para lograrlo, se proyecta una reducción gradual pero importante de emisiones en el sector de la energía (eléctrico, industrial, residencial, transporte, entre otros). Y se espera que el sector UTCUTS (siglas para referirse al sector de uso de la tierra, cambio del uso de la tierra y silvicultura) capture las emisiones restantes que no se lograron reducir, las cuales equivalen a más de 60,000 ktCO2 anuales. Es decir: los bosques tendrían que absorber lo equivalente a más del 60% de las emisiones que emite Chile a través de sus actividades industriales, generación eléctrica, minería, agricultura, entre otras.
¿Por qué es importante mencionar el rol de los bosques en la absorción de CO2, en particular para Chile?
Más allá de las relevantes y complejas causas que los incendios forestales pueden tener, es relevante cuestionar qué rol tendrá la captura forestal en la lucha contra el cambio climático. ¿La utilizaremos como herramienta netamente para capturar emisiones en el corto plazo? Las plantaciones exóticas parecieran tener una mayor capacidad de absorber carbono que las especies nativas al contar con una mayor tasa de crecimiento (y por tanto un mayor consumo de agua). ¿Buscamos construir territorios más sostenibles con bosques nativos que permitan secuestrar el carbono por un largo período de tiempo?
La respuesta no es fácil cuando se trata de reducir las emisiones, crear territorios resilientes, fortalecer el desarrollo territorial y la prosperidad económica. Un balance que se esperaría que las autoridades tengan la capacidad de guiar e identificar escuchando a la academia, las autoridades locales, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado.
¿Cómo haremos para cumplir la meta de ser carbono neutrales al 2050 y luchar contra el cambio climático si buscamos que el 50% de los esfuerzos provengan netamente de la captura forestal?
*La versión original de este texto fue publicada en marzo de 2023.