Crónica

Todos los ojos puestos en Maipú


Tomás Vodanovic: ¿Quién es ese hombre?

Entre medio de la ansiedad presidencial, Tomás Vodanovic se convirtió en el alcalde más votado en la historia de Chile. Y él sabe que eso lo pone en la pole position de una carrera por La Moneda que aún no quiere asumir. Aunque diga que no quiera, él también sabe que todos los ojos están sobre él.

Tomás Vodanovic

—¡Se siente, se siente, Vodanovic presidente!

—¡Presidente Tomás!

El alcalde más votado de la historia del país apenas puede abrirse paso entre la multitud. Hay cotillón, gritos, banderas, cientos de vecinas y vecinos. Es un escenario que embriagaría a cualquier político, que ya se imaginaría con la banda tricolor cruzada del pecho. Y él, de casi dos metros de estatura, pasa con una sonrisa sobria por la repleta Plaza de Maipú.

En su comuna, todos celebran. Pero en su partido, el Frente Amplio, y en otras comunas emblemáticas de su generación, como Ñuñoa o Santiago, no hay fiesta. Se asume la derrota a manos de quienes ellos mismos impugnaron hace tres años. Se toman las cabezas y se preguntan, de seguro con una perplejidad amarga, qué haremos mañana, qué pasó con los liderazgos que queríamos levantar, cómo pretenderemos llegar a La Moneda en el 2026. ¿Quién podrá ayudarlos?

Y Vodanovic, el gran ganador, campeón entre los suyos, el más hábil, el que aún conserva intacta su credibilidad, sabe que todos los ojos están sobre él, sabe que esa pregunta lo apunta directamente. Pero él no quiere recibirla, porque no quiere ser presidenciable. O eso dice por ahora.

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Con un tono horizontal, sin la careta de salvador que portan varios más que esta noche celebran, Tomás Vodanovic toma el micrófono la noche del domingo 27 de octubre y les habla a los maipucinos  que acababan de darle unos históricos 227.693 votos. 

Trata de no marearse con horizontes engañosos cuando sabe que todos los de su clase, la clase política, miran estas elecciones pensando no en éstas, sino en las siguientes, en las presidenciales. De hecho, en su discurso cierra al tiro esa posibilidad, y se anticipa  a las presiones que empezará a recibir desde hoy en adelante.

–Sepan que mi compromiso es quedarme los próximos cuatro años trabajando día a día y dando lo mejor de mí por materializar el proyecto comunal al cual la gente le dio hoy el respaldo. No voy a hacer ninguna falta de respeto que me permita distraerme del verdadero objetivo –dice el reelecto alcalde de Maipú, y la multitud lo vitorea.

Según su interpretación, esta votación no es para ponerlo en la pole position a La Moneda, sino que es un reconocimiento a una gestión, antes que todo, eficiente e, incluso, ética.

—El pueblo de Maipú es un pueblo consciente que hoy día ha decidido respaldar un trabajo bien hecho.

Aplausos. Gritos. Cotillón. Tomás Presidente. Pero él trata de no perderse, intenta que no se le suba a la cabeza el vocativo de Su Excelencia. Dice que lo importante es trabajar con honestidad, cariño, vocación. 

Acaso haciendo caso a esa honestidad, dice también que tal vez no pueda cumplir todo, que de seguro no podrán sacar adelante todos los proyectos que querría. Y ahí, cuando tiene que esgrimir una ética pública, aparece el Tomás que se forjó en la competencia del deporte, una de las claves para entenderlo, y cita a uno de los maestros filósofos de ese mundo.Y Marcelo Bielsa se hace presente.

—Pero lo que no podemos traicionar, y lo decimos siempre, es la nobleza de los recursos utilizados.

Este no es el único de sus referentes que invoca  en esta noche bullada de victoria abrumadora. Piensa en los pobladores, en su obsesión con el trabajo territorial, en el contacto con la gente. Agradece a las juntas de vecinos, a las y los dirigentes sociales, a Carabineros, a los Bomberos, a los trabajadores de la salud primaria, a quienes pavimentan las calles.

Y cuando mira a ese pueblo maipucino recuerda que él es de la izquierda de los desfavorecidos, la izquierda de los abrazos y de las condiciones materiales de la existencia. Se escuchan ecos del llamado que hizo en marzo de este año al Frente Amplio a no ser tan pretencioso en el lenguaje y los adjetivos. Y aparece Salvador Allende y cierra con las palabras de la victoria presidencial de 1970.

—Vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada.

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– A mí lo que me mueve, al final, es un amor al otro.

Un Tomás Vodanovic de 22 años, con la población La Pincoya, de Huechuraba, a sus espaldas, mira a la cámara de Canal 13 con ojos iluminados. Sonríe cuando habla de los trabajos de voluntariado que realiza, y se pregunta:

–¿Qué haría Cristo en mi lugar? ¿En qué barrio viviría Cristo? ¿En qué auto andaría Cristo? ¿Andaría en auto? ¿En qué colegio metería a sus hijos Cristo, si tuviera? ¿Con quién se juntaría? Creo mucho en el mensaje de Cristo, en el modelo de vida que vino a dar Cristo al mundo. Un dios que no juzgó a nadie, que estuvo con los más excluidos, con los más pobres, que los amó y que con ellos quiso hacer una revolución.

La escena era para Bienaventurados, un programa de Canal 13 que se emitió el 2012 y que mostraba a jóvenes abocados a la acción social. 

El capítulo estaba dedicado a Formando Chile, una fundación que creó Vodanovic mientras estudiaba sociología en la Universidad Católica y que buscaba dar educación a niñas, niños y adolescentes de La Pincoya, donde vivía por esos años junto a otros voluntarios. Entre quienes recibieron estas clases está Alexander Aravena, delantero formado en la Universidad Católica y seleccionado nacional, que hoy juega en Brasil.

–Fui al colegio Cumbres toda mi vida –cuenta Tomás Vodanovic en la entrevista, donde trata sobre el paso que dio desde el sector oriente de Santiago hasta la periferia de Huechuraba– mirándolo de afuera, creo que uno se cría en un encierro que atonta un poco.

En los primeros años de acción política de Vodanovic hubo dos factores que fueron determinantes: su cristianismo, que lo llevó al trabajo territorial y al voluntariado, y su afición a los deportes.

Desde que entró a Revolución Democrática,, el incipiente partido que emergía desde el movimiento estudiantil, Vodanovic era conocido por sus habilidades como basquetbolista entre el puñado de adherentes que contaba el partido en ese entonces. De hecho, conocedores de los primeros años de la tienda dicen que esto lo hizo sintonizar con Giorgio Jackson, cuya pasión por el voleibol es conocida.

Para algunos, esta pasión por el deporte  incluso ha forjado su personalidad y la forma de moverse en la política.

–Tomás se ha preocupado de hacer un capital social en el mundo del deporte súper intenso. Eso es una clave para entenderlo como persona. Él es deportista: cree en la buena fe, competir con buenas artes, a la vez que quiere ganar y que es estratega –afirmael exdiputado Renato Garín.

En sus inicios en RD, Vodanovic era tildado, de forma distante y reprobatoria, de bacheletista, e incluso, peor aún, de concertacionista. Respaldó a Miguel Crispi cuando ingresó al gobierno de la Nueva Mayoría y, desde los albores del partido, apoyaba  la tesis de que había que ampliar las alianzas hasta la centro izquierda y formar mayorías.

Su obsesión eran los territorios y en el debate interno impulsaba la idea de que la tienda tenía que volcarse a disputar los municipios: de abajo hacia arriba. En esto coincidía con otros nombres hoy conocidos de los gobiernos locales: Emilia Ríos y Macarena Ripamonti. 

Esta tesis, en un partido controlado por Giorgio Jackson, y luego por dos de sus aliados más cercanos, con quienes incluso convivía (Rodrigo Echecopar y Catalina Pérez), no tenía cabida. De hecho, hasta el 2019 en la interna del Frente Amplio, la postura hegemónica iba por un carril muy distinto a los intereses del actual líder de Maipú.

Fuentes conocedoras de la interna frenteamplista dicen que las directivas de Echecopar y Pérez eran reticentes a que el partido disputara alcaldías porque consideraban que no había cuadros lo suficientemente preparados que garantizaran que el partido no se iba a ver comprometido por gestiones deficientes. El camino estaba trazado para objetivos mucho más ambiciosos, y no querían que nadie desviara el foco.

–Todo se hacía preparando el gobierno que el 2025 el Frente Amplio iba a disputar con Giorgio a la cabeza, y mientras menos cagadas quedaran entre medio, era mejor. Al final, la tesis de Tomás, Emilia Ríos y otros fue la que triunfó. Todos ellos fueron alcaldes, pero lo hicieron pese a la directiva de Catalina Pérez, no gracias a ella –comentan.

Y Vodanovic la peleó. Compitió por la directiva del partido en una lista que perdió ante Catalina Pérez, y, cuando sus principales aliados, Pablo Vidal, Natalia Castillo, Javiera Parada y otros, salieron de RD, él se quedó y resistió.

–Fue resiliente, virtud de él. Si renunciaba al partido, la ley anti díscolos le impedía competir con otra marca. Y la Emilia Ríos lo mismo. Y ganaron a pesar de que Catalina Pérez no hizo nada por ellos –comenta Renato Garín, quien está pronto a publicar su nuevo libro.

–Vodanovic nunca rompió relaciones con el partido, entonces.

–Tomás no es alguien que rompa relaciones, no es Garín po. Él aguanta, él resiste.

***

En la noche maipucina la gente sigue celebrando. Cientos de vecinas y vecinos lo saludan cuando baja de la tarima. Lo abrazan. Algunos aún le gritan presidente, pero él mira sin dar mucha atención. 

Probablemente Tomás Vodanovic sabe que responder a esa pregunta es tarea del mañana. Sabe que su coalición quedó dolida, que para los pocos que podían despegar será más difícil hacerlo. Y sabe que eso duele en una elección que los analistas que se pasean por los canales apuntan como predictora para La Moneda. 

Pero, por ahora, eso es problema de otros. Él confirma ante la multitud de vecinos  que estará los cuatro años siguientes en la Municipalidad de Maipú. La pregunta es cuántas veces podrá seguir respondiendo lo mismo.