"Hola, chano, te estamos llamando"

Por: Mora Matassi

Hace algunas semanas, Chano Charpentier se compró un teléfono para que los fans pudieran comunicarse con él vía WhatsApp. Rápidamente se creó un espacio de comunicación terapéutica y la línea colapsó.

Hoy, nuestros teléfonos son uno de los artefactos más íntimos que existen.  Los llevamos como si fueran extensiones del cuerpo; guardamos en ellos fragmentos significativos de nuestra vida.

WhatsApp se ancla en el espacio del teléfono privado. Y aunque hay mandatos sociales de accesibilidad casi permanente, el contacto de WhatsApp de una figura pública no es fácil de conseguir.

Cuando los programas de espectáculos citan mensajes de WhatsApp como fuentes confiables de información, lo hacen respetando un pacto tácito: el número NO se muestra.

Los números telefónicos de las figuras públicas son protegidos.  Cada vez que se revelan, por accidente o deliberadamente, la línea colapsa, la privacidad se rompe y la persona debe cambiar el número.

Parece haber una fascinación en llamar al teléfono de una figura famosa. Para agradecer, ganar un premio, o hacer una broma.  Todavía hay algo mágico en la línea directa.

La decisión de Chano fue un gesto disruptivo, porque torna disponible el contacto con un “famoso” y porque propone que nos ayudemos a través de la voz.

La voz, mediada por distintas tecnologías, ha tenido un rol privilegiado en la historia de lo que la investigadora Hannah Zeavin llama “cura a distancia”, o teleterapia.

Según Zeavin, la terapia construye una relación particular entre presencia y distancia por la cual se sostienen “formas inesperadas de relación, interacción, cuidado y ayuda”.

La teleterapia, según Zeavin, estructurada siempre sobre las tecnologías de la comunicación, surge en momentos de crisis y promete una conexión directa con alguna forma de la asistencia.

Hablar por teléfono o en pantalla con el otro, escuchar su voz en tiempo real y recibir una respuesta sigue siendo una estrategia clave de contención.

En un momento cultural en el que llamar por teléfono suele asociarse con una interrupción que incomoda, la línea directa con Chano produjo un espacio de encuentro y ayuda colectiva.

El efecto curativo de esta comunicación es bilateral: “Con el correr de las llamadas me di cuenta que éste no era un servicio que hacía yo para ustedes, sino que yo recibía la mejor parte”, dijo Chano.

Como dice la canción “Teléfonos”, de Tan Biónica: Y si pudieras llamar, me pedirías bailar para sentirte bien.

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